La atención sanitaria genera entre el 5% y el 11% de las emisiones globales de carbono. El cuidado renal, en particular, es altamente intensivo en recursos, destacando por el elevado consumo de agua, energía y materiales plásticos en procedimientos como la diálisis.
El diagnóstico precoz y el manejo temprano de la ERC, que se estima que será la quinta causa principal de muerte en el mundo para 2050, puede reducir la necesitad de tratamientos costosos y minimizar el impacto ambiental de la atención sanitaria.
Enfermedad Renal y Medioambiente
El impacto ambiental del cuidado renal es significativo, debido al alto consumo de recursos como electricidad, agua, y productos plásticos. Procedimientos como la diálisis requieren litros de agua por sesión, además de energía para el funcionamiento de las máquinas y material de un solo uso que genera residuos clínicos difíciles de reciclar. Todo ello convierte a esta área en una de las más intensivas dentro del sistema sanitario. La necesidad de repensar la sostenibilidad en salud renal es urgente y va más allá de los costes económicos.
Incorporar criterios medioambientales en el cuidado renal no implica reducir la calidad asistencial. Por el contrario, permite mejorar procesos y hacer un uso más eficiente de los recursos. El reto está en aplicar estrategias que combinen la sostenibilidad con el bienestar del paciente. La prevención, el diagnóstico precoz y la innovación tecnológica surgen como pilares para avanzar hacia una atención más verde. Así, se minimiza el impacto climático sin sacrificar la eficiencia clínica ni la calidad humana.