Cáncer, tumor, masa, bulto, hinchazón, mancha, sombra, lesión… Es posible que haya oído varias de estas palabras para describir el cáncer. Un término más formal es neoplasia, que significa “nuevo crecimiento”. Los expertos médicos podrían definir el cáncer como una “neoplasia de tejido anómalo, cuyo crecimiento supera el tejido normal, está descoordinado con este y persiste una vez que desaparece el estímulo para el crecimiento”.

Nuestro organismo está compuesto de células. Cada tejido, cada órgano, cada parte del cuerpo está compuesto de células, que son todas muy diferentes en función de si se encuentran en el hígado, el corazón, la sangre o el riñón. El organismo siempre está creando células nuevas: para crecer, reemplazar las células agotadas o sanar las células dañadas tras una lesión. Normalmente se trata de un proceso muy controlado.

Por ejemplo, cuando uno se corta, las células de la piel reciben una señal de “adelante” para empezar a dividirse. Una vez que el corte se ha curado, las células de la piel reciben la señal de “stop” y dejan de dividirse. Este proceso está controlado por instrucciones y recetas que se encuentran en el interior de las células y se denominan “genes”. Todos los cánceres están causados por alteraciones en estos genes denominadas mutaciones.

Las alteraciones de los genes que provocan cáncer suelen tener lugar durante la vida, aunque un pequeño número de personas las heredan de uno de sus padres. Hay muchos tipos distintos de cáncer y el cáncer puede afectar a casi todos los órganos del cuerpo. La situación del cáncer, el tipo de tumor que se tiene y las mutaciones genéticas que lo han causado podrían influir en cuál es el mejor tratamiento para ese cáncer.

El cáncer de riñón puede subdividirse en varios “caracteres” o “subtipos” diferentes en función de la apariencia de las células cancerosas al microscopio (“histología” del cáncer). Normalmente, el tipo de cáncer renal no es importante para la operación, pero puede ser fundamental si después son necesarios más tratamientos.
Carcinoma de células claras 75 % , carcinoma papilar aproximadamente 10% a 15 % , carcinoma cromófobo de aproximadamente el 5% , otros menos del 1%

Las histologías principales son:
Carcinoma de células claras: Constituye el tipo más frecuente de cáncer, ya que afecta a alrededor del 75 % de las personas con cáncer renal. Cuando se examina al microscopio, las células individuales que componen el carcinoma renal parecen vacías o claras.

Para descubrir qué tipo de cáncer padece, consulte el informe de anatomopatología o pregunte al equipo que le atiende.
Grado: El tumor de cada paciente difiere del cáncer de otras personas en lo agresivo que parece, el “grado” del tumor. El grado del cáncer describe si las células cancerosas son casi uniformes y están bien organizadas, casi como podrían verse las de un órgano normal al microscopio (grado bajo), o si el cáncer tiene un aspecto desorganizado y las células son distintas en tamaño y forma (grado alto).


Las alteraciones de los genes que provocan cáncer suelen tener lugar durante la vida, aunque un pequeño número de personas las heredan de uno de sus padres


Muchos cánceres renales no causan síntomas; se descubren por causalidad en una TC, radiografía o ecografía que se pidió por otro problema. Cuando el cáncer renal provoca síntomas, estos pueden ser inespecíficos, es decir, muchos de los síntomas que podría causar el cáncer pueden atribuirse falsamente a otras causas, como una infección de orina o un dolor muscular agudo.

La mayoría de los cánceres renales no causan dolor hasta los estadios avanzados, cuando ha empezado a diseminarse. Muchas personas con cáncer renal no saben que tienen un tumor hasta que les hacen una prueba por otro problema de salud.

Si experimenta alguno de estos signos o síntomas, hable siempre con su médico

El cáncer renal se detecta por casualidad la mayoría de las veces, pero si tiene alguno de los síntomas de la lista anterior, hable con su médico. Como en todos los cánceres, una detección temprana puede mejorar la posibilidad de éxito del tratamiento y los resultados a largo plazo. El médico puede utilizar diferentes estrategias, pruebas y estudios para diagnosticar el cáncer renal, según los síntomas que usted tenga.

Pruebas más frecuentes para el cáncer renal La mayoría de los cánceres renales se descubren con pruebas de imagen (ecografía, TC o RM) que revelan una especie de “bulto” en el riñón. Esto no significa que sea cáncer y hay que examinarlo al microscopio para estar seguros. A veces el médico tiene tantas sospechas que recomienda una operación inmediata; otras, el médico puede pedir una biopsia. En una biopsia, se utiliza una aguja fina para extraer células del tumor. Un médico las examinará para saber si son cancerosas o no. Hasta el 20 % de las pequeñas masas (o bultos) renales no son cancerosas.

Como la mayoría de los cánceres, el cáncer renal está causado por mutaciones que se acumulan en el organismo con el tiempo. Al igual que la mayor parte de los otros cánceres, el cáncer renal se da sobre todo en personas de edad avanzada y se observa sobre todo en mayores de 40 años. Hay otros factores de riesgo que son importantes en la aparición del cáncer renal:

Tabaquismo: El tabaquismo duplica el riesgo de experimentar cáncer renal. Si se deja de fumar, el riesgo desciende de nuevo a los niveles de la población general. Dejar de fumar en cualquier momento y a cualquier edad es una idea excelente. Nunca es demasiado tarde.

Sexo: Los hombres tienen el doble de posibilidades que las mujeres de recibir un diagnóstico de cáncer renal.

Obesidad: Tener sobrepeso u obesidad parece estar asociado a un mayor riesgo de padecer cáncer renal tanto en hombres como en mujeres.
Presión arterial alta (hipertensión): Se ha observado que la presión arterial alta es un factor de riesgo de cáncer renal.

Cálculos renales: La presencia de cálculos renales está asociada a un mayor riesgo de experimentar cáncer renal en los hombres.

Exposición laboral a compuestos tóxicos: Las personas expuestas de manera habitual a determinadas sustancias químicas pueden presentar un riesgo más alto de cáncer renal. Estos incluyen el amianto, plomo, cadmio, disolventes de limpieza en seco, herbicidas, benceno o disolventes orgánicos y productos del petróleo, así como las personas que trabajan en la industria del hierro y el acero.

Diálisis prolongada y enfermedad quística adquirida: Recibir tratamiento con diálisis durante un largo período de tiempo puede causar quistes renales. El cáncer renal puede desarrollarse a partir de las células que recubren los quistes.

Si desea más información sobre estos riesgos, haga clic aquí para visitar la página web de la Coalición Internacional del Cáncer de Riñón o póngase en contacto con una organización de pacientes con cáncer renal de su zona.

¿Está mi familia en riesgo de padecer cáncer renal?

Las personas que tienen familiares con cáncer renal, especialmente un hermano, presentan un mayor riesgo. La causa pueden ser los genes que se transmiten de padre a hijo. Las mutaciones génicas hereditarias solo causan el 3-5 % de los cánceres renales.

Los signos de que su cáncer renal podría ser hereditario son:

  • Tiene más de un tumor en el riñón (tumores multifocales);
  • Tiene tumores en los dos riñones (tumores bilaterales);
  • Tiene una forma infrecuente de cáncer renal (carcinoma renal de células no claras);
  • Otros miembros de su familia han sufrido cáncer renal;
  • Tuvo el primer tumor renal antes de los 50 años.
  • Si presenta alguno de estos factores de riesgo y cree que podría tener un cáncer renal hereditario, hable con su médico.Tipos de cáncer renal hereditario

Hay diferentes tipos de cáncer renal hereditario. En el futuro, es posible que tengamos más información sobre nuevos genes causantes de cáncer renal. Mientras tanto, si cree que su cáncer renal podría ser hereditario, hable con su médico.

  • Síndrome de Von Hippel-Lindau (VHL). Está causado por una mutación en el gen VHL y normalmente produce CR de células claras.
  • Leiomiomatosis hereditaria y cáncer renal (LHCR). Está causado por una mutación en el gen FH y normalmente produce CR papilar de tipo 2.
  • Carcinoma renal papilar hereditario (CRPH). Está causado por una mutación en el gen MET y normalmente produce CR papilar de tipo 1.
  • Síndrome de Birt–Hogg–Dubé (BHD). Está causado por una mutación en el gen FLCN y normalmente produce CR cromófobo u oncocitoma.
  • Carcinoma renal con paraganglioma hereditario y feocromocitoma. Está causado por mutaciones en el gen SDHB o SDHD.
  • Carcinoma renal familiar con translocación del cromosoma 3. Está causado por una translocación del cromosoma 3. Ocurre una translocación cromosómica cuando se desprende parte de un cromosoma y se une a un cromosoma distinto.
  • Complejo de esclerosis tuberosa (CET). Está causado por una mutación en el gen TSC1 o TSC2 y normalmente produce un tipo de cáncer renal denominado angiomiolipoma. Estos tumores son benignos, pero tienen un gran número de vasos sanguíneos que pueden romperse y provocar una hemorragia interna potencialmente mortal si no se trata.
  • Si hay antecedentes de cáncer renal en su familia, es importante que informe a su médico para que le hagan la prueba. Si la prueba revela que presenta un cáncer renal hereditario, otros miembros de su familia pueden hacerse la prueba para poder tratar cualquier signo de cáncer cuando hay más probabilidades de curarlo.

En casos infrecuentes, los niños pueden sufrir cáncer renal, pero normalmente se trata de tipos de cáncer renal distintos de los que se dan en los adultos. Los tipos de cáncer renal infantil más frecuentes son el tumor de Wilms y el nefroblastoma. Sin embargo, ha habido casos raros de niños con CR o adultos con tumor de Wilms. Además, hay otros tumores renales, mayormente benignos.

Estadio:

Estadio 1
El cáncer solo afecta al riñón y no se ha extendido.
El tumor tiene menos de 7 cm.
Si es posible extirpar el tumor, con casi toda probabilidad podrá curarse la enfermedad con cirugía.
9 de cada 10 personas sobrevivirán a la enfermedad y esta no se habrá reproducido 5 años después de la operación.

Estadio 2
El tumor tiene más de 7 cm, pero sigue afectando exclusivamente al riñón, no hay afectación extrarrenal.
La cirugía se perfila como una estrategia terapéutica adecuada.
La tasa de supervivencia a cinco años sigue siendo muy elevada entre los pacientes de cáncer de riñón en estadio 2 que se han sometido a cirugía.

Estadio 3
El cáncer ha invadido zonas adyacentes al riñón, pero no afecta a órganos distantes.
Puede haberse extendido por el tejido adiposo perirrenal, la vena renal o los ganglios linfáticos cercanos. La cirugía suele ser el tratamiento adecuado. Las probabilidades de curación mediante cirugía son menores, pero no inexistentes.

Estadio 4
El cáncer de riñón se ha extendido considerablemente fuera del riñón: a la cavidad abdominal, las glándulas suprarrenales, los ganglios linfáticos distantes u otros órganos como los pulmones, el hígado, los huesos o el cerebro. En este estadio existen muy pocas probabilidades de curar el cáncer, pero existen varios tratamientos que pueden ayudar al paciente.

PRONOSTICO

Puede ser una pregunta difícil para comentarla con su médico. Hay varias preguntas que puede hacer a su médico, y varias cosas que tener en cuenta.

Cuando se oye hablar de las estadísticas del cáncer, o del beneficio del tratamiento, es importante recordar que muchas veces estas estadísticas están basadas en la experiencia de centenares de pacientes. Lo que le ocurrirá a usted, una persona individual, solo puede inferirse muy vagamente de las estadísticas. Algunas personas tienen un cáncer muy agresivo y el tratamiento fracasa. Otras tienen un cáncer que crece muy lentamente, u obtienen importantes beneficios de un fármaco. El médico podría darle una estimación de lo que le espera en el futuro hablando de lo que puede ocurrir en el peor y el mejor de los casos.

También es importante recordar que nadie tiene una bola de cristal, y que cualquier predicción del futuro solo puede ser una suposición. A medida que vaya consolidando su relación con su médico y equipo sanitario, podrá entender mejor cómo se está desarrollando su particular viaje con el cáncer. Muchos de los temas antes comentados pueden influir en el pronóstico, y conocerlos puede ser importante para predecir lo que podría depararle el futuro.

Tratamientos

Puede parecer raro, pero muchas veces en algunas personas con un pequeño cáncer renal (estadio 1) el primer tratamiento inicial es la observación o “vigilancia activa”. Si es de edad avanzada, o tiene problemas médicos importantes, puede ser más seguro observar con atención el cáncer, con múltiples pruebas de imagen y visitas al especialista. Dado que muchos cánceres renales se descubren por accidente en pruebas de imagen recomendadas por otros motivos, en la actualidad se detectan muchos bultos pequeños en el riñón. Es muy improbable que los cánceres renales con un tamaño inferior a 3 cm se extiendan, y a veces el riesgo de morir en una operación supera los beneficios de la intervención. Las personas que optan por la vigilancia activa con su médico deben seguir sometiéndose a un seguimiento regular por si el cáncer empezara a crecer.

Si tiene un cáncer grande en el riñón, normalmente el mejor tratamiento inicial es una operación. La operación para eliminar el cáncer renal corre a cargo de un cirujano especialista denominado urólogo o urólogo oncólogo (un urólogo especialista en cáncer). La operación puede eliminar solo una parte del riñón (“nefrectomía parcial”) o el riñón entero (“nefrectomía radical”). Podría ser necesaria una operación con una incisión grande (nefrectomía “abierta”) o pequeña (nefrectomía “laparoscópica”), que permite una hospitalización más corta y una recuperación más rápida. Si el cáncer es pequeño (estadio 1 < 7 cm), podría ser posible una nefrectomía “parcial”, en la que puede conservarse el resto del riñón normal. Si el cáncer es más grande (estadio 2) o ha empezado a extenderse cerca del riñón (estadio 3), se elimina todo el riñón.

En algunas personas no es posible operar debido a su edad o a otros problemas médicos. Puede ser posible tratar un cáncer renal localizado sin operar, utilizando otros tratamientos. Estos son:

Ablación por radiofrecuencia (ARF): se introduce una aguja con una antena de microondas en el cáncer con anestesia local y el cáncer “se cuece” desde dentro.
Crioablación: se introduce en el cáncer una serie de sondas que luego se enfrían con nitrógeno líquido para congelar las células cancerosas. Tiene un efecto similar que la ARF, pero puede requerir anestesia general.
Radioterapia estereotáctica (RTE): esta nueva radioterapia controlada por ordenador se ha probado en el cáncer renal y en muchos otros cánceres. La RTE administra un gran número de dosis pequeñas de radiación desde diferentes ángulos, de manera que el cáncer reciba una dosis terapéutica de radiación pero los órganos y tejidos que lo rodean solo se vean afectados ligeramente.
Si usted tiene uno de los tipos de cáncer renal hereditario, es posible que desarrolle más tumores renales en el futuro. Por ese motivo, el cirujano podría proponerle una estrategia diferente. Los pacientes con un tipo de cáncer renal hereditario necesitan una estrategia a largo plazo y deberían consultar a un experto en cáncer renal siempre que sea posible.

Para el tratamiento de la enfermedad metastásica existen diferentes opciones que van desde vigilar de cerca el tumor a los tratamientos sistémicos que destruyen y/o frenan el crecimiento de la enfermedad, su médico le dirá cuál es el tratamiento más adecuado para usted en función de sus características. Estos tratamientos pertenecen principalmente a dos grupos: los denominados fármacos anti-angiogénicos, que son el tratamiento estándar desde hace más de una década, actúan impidiendo la formación de nuevos vasos sanguíneos en el tumor lo que previene el crecimiento y diseminación de las células tumorales. Más recientemente, se han incorporado los tratamientos de inmunoterapia, que utilizan el sistema inmunitario del propio paciente para atacar al tumor. Estos mecanismos de acción podrían utilizarse juntos o de forma secuencial en función del criterio de su doctor.

Además, existen fármacos nuevos en investigación en ensayos clínicos, su médico podría ofrecerle participar de forma voluntaria si cumple con los requisitos y se encuentran disponibles en ese momento.

La inmunoterapia también se está investigando en adyuvancia, es decir, en aquellos pacientes con tumor localizado que han sido intervenidos quirúrgicamente con el objetivo de evitar la recurrencia.

A diferencia de otros tumores, los cánceres de células renales no suelen responder a la quimioterapia ni a la radioterapia pero se caracterizan por ser muy vascularizados y de carácter inflamatorio, lo que explica que respondan a los tratamientos anti-angiogénicos y a la inmunoterapia arriba mencionados y sienta las bases de su tratamiento

Todos los supervivientes del cáncer deberían recibir atención de seguimiento. Una vez que termine el tratamiento contra el cáncer, elaborará un plan de atención de seguimiento con el equipo terapéutico, que puede incluir consultas a diversos profesionales sanitarios.

En general, los supervivientes del cáncer renal suelen visitar al especialista cada tres o cuatro meses durante los primeros años posteriores al tratamiento, y una o dos veces al año después. En estas visitas, el médico buscará efectos secundarios del tratamiento y le hará pruebas para comprobar que el cáncer no ha reaparecido (recurrido) ni se ha diseminado (metastatizado) en otra parte del cuerpo. El tipo de pruebas dependerá del estadio y el grado del cáncer renal. Como la mayoría de los cánceres, la posibilidad de que reaparezca es especialmente elevada poco después del tratamiento. Cuanto más tiempo haya pasado, más probable es que no recurra. Sin embargo, el equipo terapéutico querrá hacerle un seguimiento durante un tiempo. En algunos países, los pacientes con cáncer renal son objeto de seguimiento durante 5 años a partir de la operación inicial. La organización de pacientes de su zona puede pasarle las directrices de seguimiento específicas del cáncer renal de su país u otros países.