Hoy os traemos la historia de Elena (@renalcilda). Ella tiene insuficiencia renal desde los cinco años (provocada por la púrpura Henoch-Schölein). Cuando se la diagnosticaron, era demasiado pequeña como para ser realmente consciente lo que pasaba, aunque sí recuerda darse cuenta de ciertas limitaciones.

Destaca que lo que más le ayudó a sobrellevar la situación fueron sus padres y su hermano. Elena explica que la entereza y seguridad con la que le han arropado toda su vida le ha convertido en quien es, una mujer fuerte, capaz de sacar lo bueno de situaciones difíciles.

En cuanto a la evolución de su enfermedad, recalca que ha tenido bastante suerte (suerte y que se ha cuidado), ya que después de estar en diálisis peritoneal un par de años, llegó su primer y único trasplante hasta la fecha, que le duró casi 22 años. Nos dice que cada día fue un regalo que intentó aprovechar de la mejor manera.

Dentro de lo que es tener una enfermedad como esta, ella es capaz de sacar muchas cosas positivas. Por ejemplo, valora mucho su tiempo, se ha vuelto una persona muy empática y no se enfada a menudo. Explica a modo de resumen: “todo lo que saco de esto es bueno, porque lo malo ni lo miro, sólo lo vivo e intento que no deje huella para poder seguir tan feliz y contenta como hasta ahora.”

Si ahora se encontrara con una persona a la que le acaban de diagnosticar la misma enfermedad, le diría lo siguiente: “Lo primero, que nunca se compare con gente sana; que se de sus tiempos, pero que nunca se hunda; que llore si tiene que llorar, que grite si así lo siente, y después que se ría. Reír cura y sana, es lo más sano que hay. Que se apoye en quien le quiere bien y de verdad. Esto es una «putada» (perdón por la palabra), pero yo os aseguro que, si se quiere, esto puede ser muy inspirador y un grandísimo aprendizaje que no ofrece ninguna carrera universitaria”.

Por último, añade: “a pesar de mis limitaciones siempre fui e iré con la cabeza bien alta, y orgullosa de mi enfermedad y de todo lo que me ha enseñado. Nunca bajaré la cabeza ante críticas o miradas compasivas. Animo a todo el mundo a hablar, a compartir su historia. Compartir dudas y miedos con alguien que siente lo mismo limpia y purifica la moral. Usemos bien las redes sociales.”